Nazi
Judeofóbico
Antisemita
Estas palabras hirientes entre una carrada de insultos me fueron dirigidas desde la red social X.
Además de amenazas que, incluso, me llegaron a mi WhatsApp.
Y todo esto porque mencioné al aire, en la radio donde trabajo, el título que estaba en muchos diarios en el mundo sobre la escalada bélica en Oriente Medio. El título en cuestión decía que Israel, en su guerra contra el grupo terrorista Hezbollah, había invadido el sur del Líbano.
¿No fue una invasión? ¿Fue una incursión defensiva? ¿Es, entonces, una cuestión semántica?
Yo creo que, en realidad, me agredieron por eso y por otros temas donde no les gusta mi opinión. Saben que insultar garpa, ese es el mensaje que el presidente de la Nación ofrece como herramienta política a una parte de la sociedad que lo sigue. Insultar y descalificar tiene una rápida reproducción en las redes. Es por ahí, dicen. Sirve para amplificar el mensaje y, a la vez, amedrentar a los díscolos.
Pero, aunque no pueda disuadirlos, no estoy dispuesto a calzarme esos trajes.
Conozco Israel, fui varias veces. Tengo allí dos sobrinos que fueron movilizados después del ataque terrorista de Hamas y la posterior ocupación de Gaza.
Creo, por cierto -y para que se sigan enojando los que quieran- que, ante el asesinato cruel de unos 1300 civiles y los secuestros masivos, el gobierno israelí dio una respuesta desproporcionada que está dejando un saldo de víctimas inusitado (la ONU habla de 40 mil).
Una cosa es la legítima necesidad de defenderse que tiene Israel ante un ataque y otra el asesinato de personas que no están combatiendo. Eso implica reproducir el método que se dice querer erradicar. Literalmente comerse al caníbal.
No soy judío, pero me siento judío cuando agreden a un judío en cualquier lado del mundo, y me siento palestino ante el avasallamiento de sus derechos y los asesinatos de inocentes.
Por lo demás soy un periodista, un escritor, que opina con libertad. Un periodista que en tiempo de posverdad sigue creyendo que los hechos son lo único objetivo, y que recién después están las distintas miradas sobre esos hechos que, sí son subjetivas. Y sobre las que se puede debatir.
En mi opinión, la única solución para Medio Oriente es la paz y la paz sólo será posible con dos Estados compartiendo un mismo territorio, y tal vez una misma ciudad como capital.
No estoy solo en este sueño, hay cientos de miles de israelíes que piensan igual y hay una multitud similar de palestinos que quieren lo mismo.
Si no somos capaces de discutir argumentos e ideas con serenidad e inteligencia, si pensamos que toda crítica es una agresión personal o a la propia fe, ese objetivo quedará cada vez más lejos, porque eso es justamente lo que hacen los fanáticos.
Y el fanatismo sólo provoca desolación y muerte.