Una mayor sensibilidad a las señales internas del cuerpo –como el ritmo cardíaco– podría ayudar a las personas a intuir mejor lo que otros esperan de ellas en sociedad. Así lo revela un estudio coreano que relaciona la conciencia corporal con la capacidad del cerebro para anticipar y adaptarse a las normas del grupo, una estrategia esencial para la convivencia y la supervivencia.
Las señales internas del cuerpo ayudan a conocer expectativas sociales, para que, cuando exista un dilema moral, la gente tome las decisiones aceptadas socialmente.
Neurocientíficos coreanos han publicado los resultados de un estudio en JNeurosci, en el que ofrecen datos empíricos sobre cómo la interocepción –capacidad para entender las variaciones físicas del organismo– influye positivamente en la toma de decisiones con el fin de reducir la posibilidad de tener algún conflicto.
“Nuestros cerebros están diseñados para minimizar el consumo de recursos corporales y mejorar la supervivencia mediante el aprendizaje de las expectativas de los demás y la reducción de los conflictos sociales”, indica a SINC Hackjin Kim, coautor del estudio y científico en la Universidad de Corea.
Cuando las personas actúan en contra de lo que piensa la mayoría a menudo se producen rencillas y el cuerpo pierde energía, según explica este investigador. De este modo, la interocepción es una “estrategia adaptativa que sirve como mecanismo de supervivencia en comunidad”.
Una respuesta adaptativa
Las personas poseen una serie de normas sociales y expectativas –el llamado sentido del deber– para sortear un entorno que es impredecible y ahorrar energía metabólica cuando socializan.
De hecho, los individuos valoran que las decisiones deontológicas, es decir aquellas que se basan en el cumplimiento de deberes y obligaciones, están socialmente mejor aceptadas que otras como las que se basan en la utilidad.
El papel de la interocepción es esencial en este punto, porque ofrece información sobre el estado interno del organismo, y lo ayuda a reducir diferencias entre los estados corporales reales y los previsibles.
De este modo, esta habilidad propia permitiría predecir con mayor precision y ajustar el comportamiento social con el entorno social.
“Predecir con exactitud las expectativas de los demás y actuar en consecuencia es esencial para establecer relaciones sociales armoniosas, lo que a su vez crea entornos propicios para la supervivencia”, destaca Kim.
Además, sostiene que el cerebro detecta y corrige continuamente errores de predicción en las relaciones sociales a lo largo de la vida, por lo que, con el tiempo, estos procesos se vuelven mejores.
Conteo de la frecuencia cardíaca
Para entender de qué forma influye esta capacidad interna con la toma de decisiones, los investigadores realizaron dos experimentos independientes con universitarios coreanos sin que ellos supieran las opiniones del resto.
Evaluaron su sensibilidad interoceptiva mediante un autoinforme, les pidieron que contabilizaran los latidos de su corazón y les hicieron una resonancia magnética para observar cómo se comportaban las neuronas cerebrales relacionadas con la percepción interna y la toma de decisiones.
“Los resultados mostraron que los individuos más sensibles a sus señales corporales tendían a emitir juicios morales más acordes con las preferencias del grupo cuando leían escenarios de dilemas morales”, señala Kim.
Esta tendencia también se observó en las respuestas cerebrales de la resonancia. “Las personas con mayor sensibilidad interoceptiva mostraron una mayor conectividad funcional entre componentes de las redes cerebrales implicadas en la atención interna y la conciencia del entorno durante los periodos de descanso”, afirma el investigador.
Ansiedad e interocepción
En este estudio, los científicos también señalaron la relación entre la sensibilidad a las señales del cuerpo con sentimientos como la ansiedad, aunque advierten que su correlación sigue sin estar clara.
“Recientemente, se ha visto que los niveles de ansiedad pueden variar no tanto en función de la sensibilidad interoceptiva, sino de cómo se interpretan las señales del cuerpo”, contesta a SINC el coautor de esta investigación.
En su opinión, las personas que tienden a interpretar negativamente las sensaciones corporales pueden experimentar un aumento de episodios ansiosos. “Los individuos que son altamente sensibles a las señales corporales pero que tienen dificultades para reconocer y expresar emociones son más propensos a interpretar estas señales de forma negativa”, concluye.
Así, la conciencia corporal está diversificada en múltiples niveles jerárquicos y por las diferencias entre individuos que van desde su capacidad para percibir señales hasta su interpretación.
Marcos D. Oliveros