viernes 26 de abril de 2024
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La economía atrás de las figuritas del Mundial

Aunque faltan todavía dos semanas para la Copa del Mundo, los niños de todo el mundo (y una cierta cantidad de adultos) ya hace tiempo que están compitiendo a ver quién completa primero el álbum Brasil 2014, de la empresa Panini. Esa compañía produce los álbumes de los mundiales desde México 1970. Este año, cuenta con 640 figuritas. Sin embargo, el mercado de los calcos no es sólo para chicos: también los micro-economistas tienen algo que decir al respecto. Una lección básica de probabilidad, el valor de los tests estadísticos, las leyes de la oferta y demanda y la importancia de la liquidez.

Cuando comenzamos a completar un álbum, la primera figurita que pegamos (vienen cinco por paquete) tiene 640/640 de probabilidad de ser una necesitada. A medida que vamos llenando espacios, las posibilidades de abrir un paquete y encontrar un sticker que sirva será más difícil. De acuerdo con Sylvain Sardy y Yvan Velenik, dos matemáticos de la Universidad de Geneva, el número de paquetes de figuritas que habrá que comprar en promedio para llenar el álbum, es de 989. Eso asumiendo que no va a haber ninguna escasez ni descalabro en el mercado (el robo de 300 mil figuritas en Brasil en abril, dejó a muchos coleccionistas temerosos de que Panini se quede corto de stickers).

Eso también da por sentado que el mercado no está siendo manipulado. Panini dice que cada sticker es impreso en la misma proporción y que la distribución es al azar, pero todos los coleccionistas se obsesionan con uno en particular. En un artículo de 2010 Sardy y Velenik jugaron el rol de «reguladores» chequeando la distribución de stickers de un álbum de 660 figuritas vendido en Suiza para la Copa del Mundo de ese año. De la muestra de 6 mil, esperaban que cada una apareciera 9,09 veces en promedio (6000/660). Realizaron la prueba para ver si las fluctuaciones respecto de ese número eran consistentes con la distribución estimada, y encontraron que efectivamente era así. Pruebas estadísticas como esta son cada vez más aplicadas para ajustar los precios acordados y por comportamiento anticompetitivo en mercados reales.

Aún en un mercado justo es ineficiente comprar un paquete atrás de otro individualmente (ni hablar de lo caro que es para los padres). La solución es crear un mercado de coleccionistas para que todos puedan deshacerse de sus figuritas no deseadas. El jardín de infantes o la escuela son versiones de este tipo de mercados, donde un niño que tiene una figurita deseada por muchos, de repente comprende el poder de la oferta limitada. Las ferias de stickers son otro ejemplo. Como en cualquier mercado, la liquidez cuenta. Cuanta más gente se sienta atraída al mercado con sus «repetidas», más chances de que obtengamos la que necesitamos. Sardy y Velenik cuentan que un grupo de diez personas, cambiando eficientemente figuritas y tomando ventaja de la práctica de Panini de vender «a la orden» las 50 últimas, necesitarán sólo 1435 paquetes para completar los diez álbumes. Si pensamos en los foros en Internet, donde potencialmente un número ilimitado de personas puede intercambia, significan que ese número podría caer aún más. La sola idea de un mercado totalmente eficiente debería consternar a Panini. Afortunadamente, en todos los mercados, el comporamiento no es del todo racional.

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