jueves 25 de abril de 2024
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Reciclan botellas de vidrio y las reutilizan para asfaltar calles

La gestión de residuos sólidos es uno de los principales retos que enfrentan las ciudades. De acuerdo con el BID, América Latina genera anualmente cerca de 216 millones de toneladas de residuos sólidos, de los cuales 19% constituyen materiales con un alto potencial para ser reciclados, tales como el papel, vidrio y metales.

En este contexto, la calle Inés Duran, de la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Flores, en Uruguay, se convertirá en la primera calle sustentable del país, al ser elegida para realizar el primer asfaltado en el que se sustituye la arena, por polvo de vidrio proveniente de botellas usadas. El proyecto forma parte de un plan conjunto entre Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC), Arenas de Vidrio, Bitafal Asfaltos, y la Intendencia de Flores.

Arenas de Vidrio es un emprendimiento uruguayo que busca generar un circuito de recuperación del vidrio para transformarlo en un producto de valor, que sirva como materia prima en la industria de la construcción.

El proyecto, creado por Ana Paula Demaría, busca solucionar dos problemas. Por un lado, en Uruguay, cada año se descartan alrededor de 22.000 toneladas de vidrio (provenientes, principalmente, de la industria de los alimentos) que terminan en rellenos sanitarios. Por el otro, en el país no se produce vidrio, sino que se lo importa en su totalidad. En definitiva, se compra un material que no se degrada y conserva sus propiedades a lo largo del tiempo, para utilizarlo por única vez y, finalmente, descartarlo.

Ante estos problemas, la emprendedora vio una gran oportunidad para generar un proyecto. Realizó una serie de investigaciones sobre el proceso de triturar vidrio y estudió las posibilidades de uso que tenía el material. Finalmente, concluyó que se podía sustituir cierto porcentaje de arena para construcción por vidrio, sin generar problemas de resistencia ni cambiar la visual.

La iniciativa fue una de las ganadoras del Desafío “Montevideo Resiliente” en 2020 por su contribución a la economía circular.

“El emprendimiento favorece la resiliencia urbana porque utilizamos un residuo como un recurso. También, generamos trabajo en todo el circuito de recuperación, procesamiento, y distribución del material.  Y descomprimimos el circuito de recolección de residuos urbanos, liberando espacio en los sitios de disposición final”, afirma Ana Paula Demaría.

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