La cadena de tiendas GS25 y la agencia Cheil Worldwide lanzaron en Corea del Sur el «Lifeguard Snack», un producto combina refrigerios y elementos de seguridad acuática. Esta iniciativa busca modificar la percepción sobre los equipos de rescate, así como demostrar y dar a conocer que cualquier objeto que flote puede ayudar a salvar vidas en una emergencia.
Para lograr esto, presentaron un packagin con diseño inteligente incorpora características de los salvavidas profesionales: tiene color naranja brillante para una mayor visibilidad, agarres en ambos lados para sostenerlo con las dos manos y un orificio para pasar una soga. Además, para asegurar su uso correcto, el envase incluye instrucciones ilustradas (en coreano, eso sí) que cualquier persona puede entender fácilmente.
«Diseñamos el Lifeguard Snack para que hasta los niños puedan entender cómo usarlo, ya que el 30% de las víctimas de ahogamiento son menores de nueve años», explicó Ray Seo, Director Creativo de Cheil Worldwide. El desarrollo del producto se realizó gracias a un trabajo en conjunto con expertos en rescate marítimo, que participaron en las pruebas y en la elaboración de material educativo sobre seguridad acuática para niños.
Estos nuevos snacks se distribuyeron gratuitamente a partir del pasado mes de agosto en los locales de GS25 ubicados cerca de arroyos, ríos y playas. El éxito fue inmediato: el 97% de las personas que los recibieron expresaron que gracias a este invento tomaron conciencia sobre la posibilidad de usar los paquetes de snacks (cerrados) como elementos de seguridad en el agua.
Las autoridades coreanas también recibieron esta idea como una buena noticia.»Las pruebas indican que los Lifeguard Snacks ayudarán a salvar personas de ahogarse, especialmente en arroyos y ríos donde no hay guardavidas», afirmó Yayung Go, Oficial Senior de la Policía de la Guardia Costera de Corea.
Esta iniciativa se enmarca en tres tendencias importantes de la industria: los snacks que agregan valor más allá del consumo, el uso de envases como herramientas educativas, y la transformación de las comercios de proximidad en plataformas de impacto social. Asimismo, refleja un cambio en el abordaje de la responsabilidad social empresaria, centrado en convertir productos de uso cotidiano en herramientas de cambio social.
