Los Angeles, noviembre 2013.
Estuviste antes en la sitcom My Name is Earl.
Sí, ahí el productor ejecutivo era Greg García, al igual que en The Millers. No tenía un papel protagonista sino que interpretaba al padre de Earl de forma no regular. Pero The Millers es totalmente diferente porque se filma con varias cámaras en vivo con publico presente. Solamente tuve la misma experiencia en Will & Grace con Jimmy Burrows que era director ahí ahora también con The Millers. Dirigió Cheers, Friends, The Newhart Show, incontables. Básicamente me aprendo mis líneas y Jimmy me dice lo que tengo que hacer porque él sabe más.
Tu personaje se muda con su hijo. ¿Podrías hacerlo vos?
¡No! Por eso este programa es único. No se si sabés pero muchas familias están en esa situación, pero yo no puedo imaginarlo. Si hiciera falta me iría a un hotel cerca. Mis hijos están todos crecidos y fuera del hogar. Mi esposa, Wendy, y yo estamos disfrutando este nuevo capítulo en nuestra vida. No tener más responsabilidades para con los hijos. Nunca te liberas del todo igual. Tengo dos nietos ahora y el otro día fuimos a pedir dulces por Halloween.
La serie The Millers es bastante honesta en cuanto al sexo y la intimidad. Hablan de sexo pero también de pedos.
Es curioso que hables de esas dos cosas juntas. A veces la gente se tira pedos cuando está teniendo sexo. No se puede evitar.
Es original que la serie hable de eso.
Ese es Greg Garcia. Le gusta levantar piedras y hablar de cosas que nos ponen incómodos. Y no se ve mucho en televisión una pareja de 43 años que estén hablando de sexo. Y en cuanto a las flatulencias, es como si fuera un tema oscuro, profundo y prohibido que no debería discutirse. Y para mí, es un fenómeno natural que sucede y listo. Igual el programa es una comedia humana que incluye aspectos de la experiencia, no es sobre pedos solamente.
¿Por qué te parece que el género sitcom ha sido exitoso y se ha transformado ya en una institución?
Bueno, es un medio de escritores. Creo que fue Will Shakespeare quien dijo ya hace mucho tiempo que “la obra es lo importante”. Y acá también. Greg Garcia es el líder pero tiene nueve escritores trabajando todos los días. Están en el ensayo, se van y modifican un poco el guión. A veces rescriben todo y es desafiante porque los actores tenemos que memorizar nuevos parlamentos. Cuando actuamos los viernes, los escritores están ahí, con nosotros. Y si una línea no funciona tienen tres o cuatro preparadas de antemano y tenés que aprenderlas ahí en el momento. Al principio estaba nervioso pero a medida que estoy más cómodo lo encuentro emocionante. Es como si vivieras tu vida y tenés a alguien siguiéndote y susurrando cosas copadas al oído para que digas.
¿Hay lugar para la improvisación?
No, hay muy poco porque están las cámaras puestas de tal manera para la edición y el diálogo tienen que ser claro. Pero por supuesto que tenemos errores y aprovechan el momento para reirse aún fuerte. Yo vengo del teatro y me gusta llegar preparado. Es una semana de preparación previa para cada episodio pero nunca me siento 100% seguro, Al principio me molestaba equivocarme pero me di cuenta que el error provoca risa y me decidí no tomarme más en serio a mí mismo. Ahora estoy relajado y siento que forma parte del proceso creativo. Y se pueden hacer retomas, así que no hay problemas. Y son pocas horas. En mi vida he trabajado en jornadas de 16 horas en alguna película, esperando principalmente. Acá el trabajo es intenso cuando estás allá pero dura poco. Y es mi ciudad así que puedo estar con mi familia, mis nietos y todo.
Con todos los personajes que hiciste, a lo largo de tu carrera ¿Hay alguno que haya sido una influencia en tu vida personal?
Es interesante porque en una serie de televisión, a diferencia de una película, el personaje tiene una vida continua. Cuando recibo el guión me entero por primera vez en qué anda el tipo, así que está constantemente cambiando y evolucionando. Y supongo que mi presencia y personalidad tiene que ver con eso porque los guionistas están escribiendo para mí y lo hacen único en ese sentido. En mi casa yo aprendí el método Stanislavski. Mi papá (1) fue mi maestro y ese era su método de actuación. Hace poco mi hija Emily y yo adaptamos una novela escrita en 1933 por Richard Boleslavsky, un estudiante de Stanislavski. Creo que era polaco pero pasó su vida en Rusia. Stanislavski inventó esa idea de trabajar tus propios sentimientos de la vida para actuar en lugar de trabajar desde afuera hacia adentro. Tratás de llegar desde tu propia experiencia. Nunca estuve en Rusia. Me encantaría porque ahí está mi patria del método actoral.
Vos que sos un seguidor de Stanislavksi, me pregunto cómo te manejas con el ritmo rápido de la televisión.
Supongo que es oficio. Es aprender un oficio como cualquier otro pero no lo llevás al set el día que grabás porque no hay tiempo. Esa parte sucede en la preparación y como cualquier persona con oficio que tiene experiencia, después solamente sucede. El tipo que fabrica una silla no tiene que ir al manual cada vez que arma una si lo estuvo haciendo durante 50 años. Y creo que es lo mismo con la actuación. Y el método Stanislavski no es la única manera de actuar. A través de los años he visto interpretaciones maravillosas de gente trabajando con diferentes técnicas. Y he robado la mayor cantidad que pude. Empecé con Stanislavski pero de alguna manera desarrollé mi propio método. Una de las cosas más importantes fue lo que mi papa me enseñó. Lo primero es el respeto. Hay muchas cosas sobre el oficio del actor que tienen que ver con vivir de una forma honrada. Y él siempre insistía en el respeto propio, a tus colegas, a tu comunidad y al planeta donde vivís. Hablaba mucho sobre la ética del trabajo. El decía que no se podía separar eso de la experiencia y que había que disfrutar el trabajo. Cuando venís a trabajar, no es suficiente el esfuerzo de hacerlo sino que tenés que llegar con amor a lo que hacés y traer alegría. Y es entonces cuando ocurren cosas especiales.
Viniendo de una dinastía de actores. ¿Cómo cambiaron las cosas en cuanto a actuar en televisión versus actuar en cine?
Es un momento emocionante para ser un contador de historias, que es básicamente la forma en la que me veo a mí mismo, en la tradición de una persona contando un cuento alrededor de una fogata. En mi vida la tecnología ha cambiado de una forma gigantesca. Cuando yo era chico no había televisión; me sentaba a escuchar a la voz de mi papá en la radio. El primer programa de televisión que vi fue El Llanero Solitario en la casa de un amigo que era el único de nosotros que tenía un aparato. Que haya ahora gente viendo películas en su teléfono era una fantasía del espacio exterior cuando yo era chico. Y ahora lo estamos haciendo. Es emocionante pero es importante conservar el espíritu original del contar historias, que era compartir lo de tu comunidad con otra vecina. Mantenernos al día lo que estamos haciendo en nuestro país y cultura. Y la comedia está incluido en eso. Es una forma maravillosa de comunicar. La gente aprende mucho a través del disfrute y la risa. Mientras tengas un buena historia para contar, no importa el medio ya sea una película, una serie, un obra de teatro o una canción.
Al mismo tiempo estás en la serie Masters of Sex, un drama de época.
Son dos personajes completamente diferentes. Masters of Sex, es sobre Masters y Johnson, hombre y mujer, que hicieron experimentos sobre sexo en los 50 y 60. Fueron los primeros en poner electrodos a la gente cuando estaba teniendo sexo para medir el ritmo cardiaco y lo que sucedía en el cuerpo. Me acuerdo que cuando yo era chico, estaba en la secundaria, esos experimentos tuvieron mucho repercusión. Yo creo que revolucionó, especialmente a la mujer, porque se probó que ellas también disfrutaban tanto como el hombre y que tenían sus deseos y hay que escucharlas. Hice diez de los trece episodios, porque interpreto al director de la Universidad donde hacen los experimentos. Pero es un programa salvaje. En el primer episodio estaba con una lupa mirando a una mujer masturbarse con un consolador. Fue rarísimo. En ese momento de hacer el piloto, estaba con How to Succeed in Business en Broadway. De noche iba al teatro y de día filmaba el piloto. Fue terrible para la actriz, Helena York, que tenía que estar con las piernas levantadas por horas.
Trabajaste con tu hermano en Los Fabulos Baker Boys (The Fabulous Baker Boys, 1989). ¿Cómo fue esa experiencia?
Para mí ayuda conocer a la persona con la que trabajás, no solamente en terminos profesionales. Usualmente cuando termino, soy el primero en irme porque quiero volver con mi familia y mi hermano es igual. Pero estábamos haciendo la película y nos quedábamos charlando en el trailer. Nuestras esposas nos preguntaban dónde estábamos. Y solo nos quedábamos charlando porque cuando cada uno tiene su familia es difícil encontrar el tiempo para compartirlo solo con tu hermano. Y ahí teníamos una excusa.
¿Entonces son muy cercanos con Jeff?
En nuestra familia festejamos el Día de Acción de Gracias y todos vienen a casa. La Navidad es el turno de mi hermano y siempre hace una gran fiesta. Es complicado con el tema de la comida porque yo soy vegano, esos tipos raros que no comen carne ni pescado, pero siempre se las ingenian para inventar algo. Pero con mi hermano nos vemos bastante si estamos los dos acá. No vivimos muy lejos uno del otro. En este momento está en África filmando The Giver. Para Navidad nos vamos a juntar y ponernos al día. Siempre hablamos de nuestros hijos y nos encanta hacer música. Sacamos los instrumentos y tocamos lo que venga. Es un gran momento del año.
The Millers – TBS Veryfunny – Estreno miércoles 26 de febrero a las 2100.
(1) Lloyd Bridges, veterano actor de televisión fallecido en 1988. Entre sus créditos se encuentran la serie Caza Submarina (Sea Hunt, 1958) y la comedia ¿Y Dónde está el Piloto? (Airplane, 1980) con su famoso personaje McCroskey (“Mal día para dejar las anfetaminas”).