jueves 28 de marzo de 2024
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25 años en la industria del entretenimiento

Cuando pienso cómo cambió el cine (la industria, la manera de hacer y la manera de ver) en estos 25 años automáticamente se me viene a la cabeza esa cantidad de años pero desde el primer periodo de su existencia de 1895 a 1917. Desde un divertimento de ferias individual; la primera proyección pública de varios cortos de minutos por los hermanos Lumiere en Paris; la guerra de patentes con Edison y sus consecuencias (que los productores para no pagarle derechos al inventor y empresario se mudaran lo más lejos posible de New Jersey a la otra costa, o sea, a Los Angeles); el comienzo del lenguaje cinematográfico con una gramática propia (el primer plano, uno de los elementos inherentes al séptimo arte); el paso de los cortometrajes a los largometrajes; la creación de los estudios de parte de los Warner, Louis B. Mayer, William Fox, etc; el sonido…¿Habrán sido los cambios de lo últimos años análogos a los de los primeros años de la existencia del cine? Es temprano para decirlo, pero sí, pasaron un montón de cosas. A ver:

George Lucas y la revolución digital

Para la mayoría del público, el creador de «Star Wars» es el inventor de una de las franquicias más exitosas de la historia del cine que trascendió la pantalla hacia la cultura pop. Hasta se podría decir que fue el inventor de la cultura pop. Pero Lucas siempre fue un innovador tecnológico que promovió la evolución de contar historias. En el documental de Disney+, «Light & Magic», Lucas es una figura reivindicada de la industria. En 1975 creó Industrial Light + Magic, la casa de efectos visuales que se requería para su visión de la primera «Star Wars». Como no existía una compañía proveedora, Lucas la inventó con fondos de su éxito anterior «American Grafitti». Para los noventa, ILM era proveedora no solo de Lucas sino también de su amigo Steven Spielberg y de casi toda la industria de Hollywood. A mitad de los ochenta, Lucas promueve el uso de las computadoras para los efectos cuyo desarrollo después de «El Abismo» y «Terminator 2» de James Cameron, termina en Jurassic Park y los dinosaurios digitales. Los noventa sería la revolución del CGI (Computer Generated Image) y el cine no sería lo mismo. Pero Lucas también fue impulsor del método no lineal de edición (el AVID), el sonido digital (lo que se escucha ahora en la salas de cine) y en 2002 fue el primer director que filmó una película completamente con cámaras digitales y sin película sino tarjetas de memoria. «El Ataque de los Clones», la segunda de las nuevas precuelas de «Star Wars», fue devastada en ese momento por esa decisión, pero veinte años después el tiempo le dio la razón a Lucas. El 99% del cine ahora es digital, con proyectores digitales en las salas y casi todas hacen uso de algún efecto hecho por computadora por más mínimo que sea. Ah, y también Lucas creó Pixar a mediados de los ochenta y se la vendió a Steve Jobs. Pero esa es otra historia.

Del video hogareño a la series

En los noventa fue la explosión del DVD, como una década antes había sido la del VHS. El pase del formato de cinta a digital permitió una mejora en la calidad de las películas, pero también un abanico de posibilidades como fue adicionar trailers, EPKs, making ofs, etc. Toda una generación de cineastas actuales creció viendo los documentales que venían como extras en los discos. Ediciones especiales y reediciones de clásicos fueron también objeto de colección. Gracias a este boom digital, muchas productores se abocaron a producir solamente películas para el formato hogareño. Disney, por ejemplo, lanzó varias secuelas de «Aladino» en DVD. Los tanques los reservó para el cine, pero el formato casero le sirvió para una miríada de secuelas y DTV que inundaron las bateas esos años. Gracias también al DVD que empezó a competir directamente con el cable, los canales se vieron obligados reforzar su programación que derivó en dos grandes corrientes que siguen vigentes hasta el día de hoy: el reality show y las series. El contenido no guionado como se le dice a «Gran Hermano», por ejemplo, nació como una necesidad para que el espectador se mantuviera pegado al televisor, ya sea en vivo o en episodios. Es un formato inherente a la televisión, no al hogareño. Nadie compra los DVDs de Survivor, los colecciona y los ve cada tanto. Con respecto a la series, si bien a mediados de los noventa HBO comienza a producir contenido de calidad es con «Los Soprano» en 1999 cuando explota la nueva era que estamos viviendo hasta el día de hoy. Las mayoría de las series hasta ese momento era episódica y auto contenida: la historia terminaba cada semana y la siguiente comenzaba una nueva; los personajes no evolucionaban demasiado y el lenguaje de la cámara era básico. HBO incorporó gente de cine y sus productos como la serie Oz empezaron a tener una visión más cinematográfica. Fue Lost en 2004 que terminó de explotar una veta que antes no existía, el spoiler: estar pegados cada semana y ser los primeros en ver el episodio antes que nadie para no arruinar la sorpresa y las vueltas de tuerca. Con Lost surgió el debate en internet y las miles de horas de videos y teorías sobre una serie.

El streaming

Este 2022 Netflix cumplió 25 años. Surgida originariamente como un videoclub por internet donde se podía alquilar DVDs a través de una página web, la empresa creada por Reed Hastings fue virando hacia 2006 una plataforma digital y después a proveer contenido propio. Con Netflix cambió la forma de ver series y hasta películas, algo que todavía estamos siendo testigos y no se sabe para dónde vamos. El debate del streaming, de ver cine en casa versus el cine en pantalla grande continúa existiendo. Estamos en el ojo de la tormenta y el resultado es impredecible. Lo que sí se sabe es que el cine en plataforma, por ahora, se va a quedar un largo rato. Algunas grandes compraran a las más chicas, otras desaparecerán, otras crecerán, como Disney+ que por primera vez y en poco tiempo está por superar a Netflix en cantidad de suscriptores mundiales. Las plataformas también modificaron la calidad. «House of Cards» fue el primer éxito de Netflix y «Stranger Things» el último. Disney+ está produciendo Marvel y Star Wars en streaming, Amazon, después de pagar 250 millones de dólares por derechos, comenzó lo que serían cinco temporadas de la nueva serie basada en «El Señor de los Anillos». “El contenido es rey”, como dicen allá. La calidad, todavía es debatible.

La industria del gaming

La consola PlayStation 2 lanzada en 2000 es la más vendida de la historia con más de 155 millones de unidades. Le sigue la Nintendo DS, de 2004, con 154 y después Game Boy, PlayStation 4 y Nintendo Switch con más de 100 millones. Del boom de las PCs en los noventa hasta la explosión de los videojuegos hogareños por sobre los arcades de los ochenta (como Sacoa), la industria creció a pasos agigantados y al día de hoy mueve más dinero que el cine: en 2020 creció un 27 % (gracias a la pandemia) y llegó a 57 mil millones, más que el cine y la música juntos. El desarrollo de nuevas tecnologías que dieron paso a los gráficos hiperrealistas y la influencia cinematográfica que se colaron en los videojuegos para relatar sus (a veces demasiado complicadas) historias hacen que los fichines dejaran de ser hace rato cosa de niños y llegaran a estadios como los eSports, una actividad que va directamente hacia lo competitivo.

El periodismo cinematográfico

Las revistas de cine en papel prácticamente no existen como así tampoco la critica especializada. Es así. En los noventa, internet permitió el ingreso, al principio tímido, de blogs de fans de cine que comentaban películas y hablaban de tal o cual tema. Eso fue creciendo mientras el crítico profesional fue menguando. El tema del periodismo en los últimos años es complejo pero en cuanto al cine, no se ha sabido reconvertir ya sea por estar demasiado apegado a los medios tradicionales o por no adaptarse a las nuevas posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías como las redes sociales. Mientras el crítico de cine ha sido reticente de crearse un canal de YouTube y subir sus críticas concienzudas ahí, otra gente lo ha hecho por él. El surgimiento del influencer es un arma de doble filo. Por un lado permite que gente no allegada a los medios pueda distribuir sus opiniones, que dicho sea de paso, a veces son más serias y profundas que los críticos de los medios tradicionales. Por otro lado, la persona que comenta en redes y no en medios gráficos tradicionales (aún digitales) no es tomado demasiado en serio, quizás por culpa propia. Ahora está de moda ser el órgano de difusión gratuito de la última serie o película de Marvel o Netflix. El influencer no tiene espíritu analítico en general sino que se aboca a retransmitir un discurso prefabricado que viene de los estudios. Y la mayoría de las veces, gratis, lo que ocasiona una pauperización de la profesión.

El cine

Hollywood sigue reinando guste o no. Y más ahora que tiene otro canal de difusión que son las plataformas. Los blockbusters cada vez son más caros (una frase que se repite cada década) y ahora se pueden ver en la casa. «The Gray Man» (Netflix) de los hermanos Russo costó 200 millones de dólares; «Killers of the Flower Moon», la nueva película de Scorsese que estrenará Apple TV+, también ronda esa cifra. Ya casi no hay diferencia de calidad y presupuesto entre la pantalla grande y las plataformas. ¿Qué ocurre con el cine de mediano presupuesto de autor? Como siempre, es relegado. Lejos quedaron los noventa cuando la gente se apiñaba a ver la última de Abbas Kiarostami (no, mentira. La gente nunca se apiñó. Lo que pasó es que la crítica ya no tiene tanto peso como antes). Ahora las películas fuera de Hollywood no se ven casi en el cine, se ven por tele. ¿Es esto malo? Y, por lo menos se pueden ver. Antes, ni se estrenaban. Lo mismo pasa con el cine argentino. La plataforma cine.ar es un repositorio de films que de otra forma no llegan a las pantallas del país. Una mala política de distribución con una ley de cine obsoleta que no tiene en cuenta el soporte digital en su nomenclatura hace que nuestra industria esté anquilosada. Sí, las plataformas producen mucho contenido local, pero son historias para apetecer a la mayor cantidad de gente y por poca plata. Comedias, thrillers y true crime es lo que los streamers producen en Argentina. ¿Género? Nada. No hay terror, fantasía, ciencia ficción, acción. ¿Realizadores con voces propias? Casi nada.

Conclusión

En este momento, y yo ya mencioné antes, estamos en el ojo del huracán que no permite ver más allá de nuestras narices. El huracán son las plataformas y la forma de ver cine. Nadie sabe qué va a pasar. Quizás mañana surge una película que rompe la taquilla y el público se alinea y deja masivamente las plataformas. ¿Es probable? Como todo, sí. ¿El cine se va a morir? No. Ya hace cien años con el surgimiento del sonido y el color y en los cincuenta con la televisión decían lo mismo. ¿Va a cambiar? Seguro, pero si no cambia es muy aburrido todo. Las películas que se hicieron, ya se hicieron. Forman parte de un contexto histórico determinado que solo pudo dar a la luz esos films en ese exacto momento. Y ahora es lo mismo, solo que todavía no se puede decir exactamente dónde estamos. Solo que son tiempos interesantes, mis queridos.

Sebastián Tabany
Sebastián Tabany
Sebastián Tabany trabajó como crítico de cine y series en El Exprimidor (programa de FM conducido por Ari Paluch) durante 19 años. Fue colaborador de entrevistas internacionales en Viva, la revista dominical de Clarín y en el portal MSN.com Latinoamérica. También colaboró para Miradas de Cablevisión y La Nación Revista. Escribió para la revista La Cosa y fue director de la sección de espectáculos de El Economista durante 12 años. Condujo El Acomodador por el canal Volver durante tres años y concurre asiduamente a Canal 13 como especialista de cine. En 1993 escribió el libro Los Grandes Estrenos del Cine Mundial (Ed. Corregidor). Co-escribió la película “2/11 Día de los Muertos” y es guionista de “Uku – El Reino de Abajo”, largometraje peruano de animación. Escribió y dirigió “Giro de Ases” y está preparando “Subte”, producida por Pampa Films. Es también caricaturista, mago profesional y profesor de Sipalki Mu Bi Kwan con el grado de 6º dan.
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