En adultos de edad avanzada con valores normales de presión arterial (PA), el reemplazo de la sal común durante 2 años disminuyó la incidencia de hipertensión sin aumentar los episodios de hipotensión.
El trabajo publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology analiza los efectos de un sustituto de la sal sobre la incidencia de hipertensión e hipotensión en adultos mayores normotensos.
El estudio evaluó los efectos de un sustituto de la sal (62,5% NaCl, 25% KCl y 12,5% saborizantes) sobre la incidencia de hipertensión e hipotensión entre adultos mayores con presión arterial normal.
Los informes sobre los efectos del reemplazo de la sal en personas con valores normales de presión arterial (PA) son escasos y a menudo, contradictorios.
Las autoridades sanitarias de varios países que plantearon la necesidad de disminuir el consumo de sal propusieron reglas para reducir el contenido de sodio en diversas etapas de la cadena alimenticia. Sin embargo, la indicación y el suministro de sustitutos directamente a los consumidores normalmente sólo interfiere con alrededor del 10% de la ingesta de sal que suele añadirse al cocinar o comer.
Los autores plantearon que entre los adultos normotensos, el reemplazo de la sal común por un sustituto que contenga un 25% de cloruro de potasio permitiría detener el aumento de la PA asociado con el envejecimiento sin disminuirla en exceso y, por lo tanto, evitaría eficazmente que los usuarios desarrollaran hipertensión sin provocar episodios adicionales de hipotensión.
Descripción de la investigación
La hipótesis se basó en el análisis de los resultados de un estudio clínico aleatorizado, preventivo, de grupos paralelos, que se llevó a cabo en una población de 611 adultos mayores de 55 años con registros de PA menores de 140/90 mmHg, que no recibían tratamiento alguno con fármacos antihipertensivos.
Los participantes residían en 48 instituciones de Beijing, China, para personas mayores (estudio DECIDE). La mitad de ellas reemplazaron durante dos años la sal común utilizada para el consumo de los residentes por un sustituto que contenía un 25% de cloruro de potasio.
Los autores compararon el riesgo de hipertensión incidente y el de episodios hipotensivos entre ambos grupos.
Resultados
La media de edad de los participantes fue de 71 años de los cuales alrededor de tres cuartas partes eran hombres.
A los dos años, en comparación con el grupo que continuó consumiendo sal común (n = 298), quienes recibieron el sustituto (n = 313) tuvieron un 40% menos de probabilidades de desarrollar hipertensión sin aumento de los episodios de hipotensión.
Las medias de los registros de presión sistólica y diastólica no aumentaron desde la evaluación basal hasta el final de la intervención en el grupo con sustitución de la sal, pero aumentaron en los que continuaron con el consumo habitual.
La consecuencia implicó una disminución neta de la presión sistólica de 8 mmHg y de 2 mmHg de la diastólica entre los grupos que recibieron la intervención.
La incidencia de hipotensión no difirió entre los grupos que consumieron el sustituto y los que continuaron utilizando la sal común.
Necesidad de prevención eficaz
Los autores concluyen que, en adultos mayores normotensos chinos, el reemplazo de la sal común por un sustituto con cloruro de potasio podría disminuir la incidencia de hipertensión sin aumentar los episodios de hipotensión.
Junto con las evidencias de otras investigaciones sobre los beneficios para la salud de los sustitutos de la sal enriquecidos con potasio para adultos con hipertensión y alto riesgo cardiovascular, estos datos respaldan su utilización en enfoques dirigidos no sólo a personas hipertensas sino también a las normotensas, como medida preventiva y de control.
Un aspecto novedoso del estudio lo constituyó la entrega del sustituto de la sal al personal responsable de la elaboración de los alimentos en las instituciones participantes cuyas normas ´permitían el ingreso de alimentos externos solo un día de la semana.
La relación sodio-potasio de los alimentos procesados podría verse mejorada con enfoques como los planteados por el artículo. Los autores señalan que podrían tener a largo plazo un impacto significativo en las decisiones globales sobre la disminución del consumo de sal mediante la incorporación temprana de sustitutos a la cadena alimentaria.
Los resultados informados plantean una estrategia plausible para políticas preventivas de la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares merecedoras de evaluaciones exhaustivas en estudios futuros.