viernes 29 de marzo de 2024
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El maravilloso y completamente aterrador futuro de los alimentos

Tomemos una tecnología como la internet-de-las-cosas, mezclada con tendencias como libre de lactosa, alto contenido proteico, orgánico y natural, y pasemos la mezcla por una máquina de moler carne. La suma es el presente y futuro de los alimentos, donde suceden un montón de cosas divertidas en el camino hacia el mercado de alimentos. La cerveza es producida por inteligencia artificial. Las heladeras auto-ordenan tu próxima comida. Los alimentos curan y previenen enfermedades, tanto como llenan nuestros estómagos. Y los chefs crean “un hyperloop de código abierto de creatividad culinaria con la posibilidad de deconstruir los alimentos para enviarlos a cualquier lugar del planeta”, dice el futurista de los alimentos, Marius Robles.

El futuro de los alimentos ya es bastante fenomenal. Las tendencias como Soylent, las gambas hechas de verduras, y el hecho de que ahora gastemos más dinero en restaurantes que en supermercados, claramente confunden a nuestros abuelos. Y se va a volver más extraño. En poco tiempo, vamos a cortar y rebanar el ADN vegetal usando CRISPR, y produciendo la mayoría de las calorías en ambientes controlados, en lugar de abiertos, ya sean granjas verticales o criaderos de peces en peligro de extinción minuciosamente diseñados. Los cambios con la forma en que producimos, consumimos y desechamos los alimentos, podrían dar un vuelco a la cocina y echar por tierra, al menos en el imaginario de Reimagine Food, un think-tank de Barcelona que reúne a cientos de empresas de alimentos y empresarios, observadores del futuro.

“Las ciudades serán capaces de analizar la calidad de vida de sus habitantes a través de su comida [el consumo], y las tierras de cultivo serán declaradas innecesarias”, dice en su informe Eatnomics. “También vamos a descubrir la nutrición inteligente para una personalización total de nuestra dieta, lo que afectará también la forma en que se producen y distribuyen los alimentos.”

Su esquema triple muestra cómo la revolución podría construirse a sí misma. En primer lugar, en estos tiempos, está la economía del compartir, la comida biohacking, y las guerras de entrega de cajas de alimentos. A continuación, entre los años 2019 y 2022, habrá escáners de alimentos que ayudaran a detectar con mayor precisión lo que se está comiendo, etiquetas inteligentes de alimentos, e impresión 3D de alimentos. Luego, en la siguiente década, será el turno de la comida-como-medicina, la alimentación ajustada personalmente a nuestro microbioma, y la comida en el nivel molecular e implantable.

“El big data nos ayudará a crear motores de búsqueda para identificar patrones y generar predicciones de amplio alcance, anticipándose a nuestros deseos e impulsos de consumo”, dice Robles, jefe de Reimagine Food. “A veces, nos preguntaremos de donde viene un alimento, de un laboratorio o de un campo. Vamos a experimentar la comida personalizada en todo su esplendor, con nuestro genoma como prueba, ya que vivimos en la economía del algoritmo de la controversia.”

La tecnología ofrece la oportunidad de producir alimentos de manera más eficiente, ya sea a través de la precisión de la focalización de los productos químicos y el agua, o la conservación de los suelos a través de la agricultura sin suelo. Seguramente vamos a encontrar formas de conservar más del 40% de las calorías que actualmente desechamos (o que se pierden en la cadena alimentaria). Y, si no hay suficiente espacio disponible en la Tierra, siempre hay otros planetas para conquistar.

“Estoy seguro de que para los próximos años tendremos una serie de cultivos que crecen en Marte”, dice Robles. Estoy seguro de que van a utilizar Marte como una segunda fuente de recursos agrícolas”. Primero, estuvo la agricultura, luego, la acuacultura, a continuación, la acuaponía, y, en el futuro, tal vez, también la “astrocultura”.

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