viernes 19 de abril de 2024
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Adicto a usar yeso en su cuerpo

Kevin tiene 27 años, es de Chicago y tiene un extraño hobby: usar yeso en su cuerpo aunque no tenga ninguna lesión. El joven ha sigo adicto a esto por los últimos 21 años y ha gastado alrededor de 50 mil dólares en su bizarra obsesión. A pesar de que sabe de que es ridículo, no tiene idea como frenarlo.

En un episodio del programa Mi extraña adicción, de TLC, Kevin explicó que usar estos elementos lo hacen sentir apretado y confortable y el sólo hecho de ponérselos le genera adrenalina. «Es una sensación única que no puedo experimentar de otra manera. Mi sangre comienza a bombear y me pongo nervioso».

«No tengo ningún hueso roto, pero soy adicto de ponerme modelos ortopédicos en mi cuerpo», dijo. «Estoy perfectamente bien, perfectamente saludable. Me gusta la sensación de sentir el yeso sobre mi. Tengo dos brazos completos de yeso y dos piernas. ¡Me he puesto tantos!, es realmente ridículo», agregó.

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Kevin afirma que su obsesión comenzó cuando estaba en la escuela, aún antes de que tenga la oportunidad de probarse uno. «Alrededor de los seis o siete años solía robarle a mis padres el papel higiénico y envolvía todas mis piernas para imitar un yeso», confesó. Finalmente, obtuvo su primer traje real a los doce cuando rompió su brazo patinando y le encantó la atención que obtuvo.

Aún hoy, él continúa disfrutando del interés que genera tener un elemento ortopédico sobre su cuerpo. A veces, anda en muletas, en patineta o en silla de ruedas para incrementar la cantidad de simpatía que recibe del resto. De hecho disfruta que la gente lo pare en la calle, por eso siempre lleva algún ejemplar a donde vaya. «Nunca se sabe cuando será necesario usar uno», explicó.

Además, reveló que yeso es una particular forma de conocer e impresionar mujeres en el bar: «Las chicas vienen constantemente hacia mi y me preguntan `¿qué te pasó?, pobrecito´». También, pretende algún día ser lastimado realmente para hacer una historia particular con respecto a qué fue lo que sucedió. «Me gusta la atención que genera. Me gusta salir y ver la mirada embobada de la gente hacia mi, es asombroso», concluyó.

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