El presidente del Perú, Alan García, dijo ayer que «nadie morirá de sed ni hambre» por el terremoto y aseguró que en 10 días se normalizará el suministro de las necesidades básicas. De esta forma intentó contrarrestar las críticas que desde el jueves está recibiendo en relación a la gestión de su gobierno en la catástrofe.
Tras el desastre natural, Alan García estableció un gobierno de emergencia en la ciudad de Pisco, la más castigada por el terremoto de 7,9 puntos en la escala de Richter. Desde allí pidió ayuda solidaria a empresas y particulares, con un llamado especial a la población capitalina.
«No podemos ir a todas las calles y sitios de Pisco, eso es imposible», dijo el primer mandatario peruano en su defensa, y destacó como “satisfactorio” y «productivo” lo hecho por el gobierno hasta el momento. Se refirió así a «la sepultura de cadáveres, la evacuación de heridos» y el intento de normalizar los servicios.
Por su parte, el primer ministro, Jorge del Castillo, opinó que hay sectores haciendo «politiquería» con la tragedia, refiriéndose así a quienes «dicen que hacemos todo mal y están soliviantando» a la población.
Pese a los esfuerzos oficiales, miles de personas seguían ayer en las calles de Pisco e Ica en busca de alimentos, agua y carpas.
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www.clarin.com/diario/2007/08/18/elmundo/i-04001.htm
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