La polémica generada por el Gobierno sobre el nivel de vida de Elisa Carrió y sus ingresos, volvió a tener el viernes una nueva escalada en la virulencia de las declaraciones. En radio, el Jefe de Gabinete trató de ‘cínica’ a la líder del ARI, en tanto ella respondió exigiendo que quienes “se robaron el país expliquen dónde está el dinero que robaron”.
Fueron algunas figuras del kirchnerismo, encabezadas por el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, las que entre el miércoles y el jueves pusieron el tema de los ingresos de Carrió en las declaraciones mediáticas. Se preguntaban cómo mantenía su alto nivel de vida con un salario docente. Rápidamente, desde el ARI salieron a explicar que la líder partidaria vivía de su sueldo dando clases en el Instituto Hanna Arendt y de ‘donaciones’ de algunos diputados del partido.
En tanto, Carrió salió a decir que son «los funcionarios que se hicieron millonarios» los que deberían dar explicaciones. La réplica matutina del viernes – en declaraciones radiales – del Jefe de Gabinete volvió sobre el tema elevando el tono: «Es una gran cínica – dijo, y continuó – esta señora no puede seguir mintiendo como miente». También pidió que «explique a los argentinos cómo quiso ser presidenta una persona que dice vivir de dádivas».
La embestida desde el kirchnerismo contra quién se proclama ‘lider’ de la oposición incluyó no sólo a Alberto Fernández sino también a Florencio Randazzo («Vive de la limosna de un grupo de legisladores a los que también habría que preguntarles cómo hacen para vivir», dijo el futuro ministro del Interior) y al jefe de los diputados K, Agustín Rossi. Desde el otro lado, además de Carrió (“¿dónde está el dinero que robaron, incluidos los millones de Santa Cruz?, se preguntó la chaqueña) defendieron Patricia Bullrich y el legislador Adrián Pérez (éste último figura como uno de los cuatro diputados de la fuerza que ayuda económicamente a Carrió).
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www.lanacion.com.ar/politica/nota.asp?nota_id=963026
www.perfil.com/contenidos/2007/11/16/noticia_0009.html
www.clarin.com/diario/2007/11/17/elpais/p-00401.htm
