Horas antes de dejar su puesto, el presidente del Líbano, Emile Lahoud, declaró el estado de emergencia y ordenó al ejército militarizar el país. La decisión, rechazada por el gobierno del primer ministro Fouad Siniora, agrega volatilidad a una situación política particularmente delicada: el Parlamento, en el que se enfrentan las posiciones pro y anti sirias, aún no logra consensuar un sucesor para el Ejecutivo.
El anuncio de militarización hecho por Lahoud fue catalogado por Siniora como «una decisión inconstitucional del presidente saliente». Sin embargo, con un importante despliegue, el ejército cubrió anoche Beirut ocuparon las principales esquinas y puntos estratégicos.
El presidente saliente, Emile Lahoud, y el primer ministro, Fouad Siniora, representan las dos posiciones en pugna en la política del Líbano: la coalición gobernante prooccidental y la oposición prosiria, liderada por el movimiento islamista Hezbollah.
Emile Lahoud dejó su cargo ayer, en tanto el Parlamento anunció que no sesionaría hasta el próximo viernes; de este modo el país quedaría sin presidente por lo menos una semana más. En los últimos dos meses ya ha habido cinco intentos de consensuar reemplazante sin alcanzar posiciones comunes.
El estancamiento político hace temer un vacío de poder o bien la formación de dos gobiernos paralelos y rivales que vuelva a permitir la injerencia directa de Siria. Damasco controló al Líbano durante 29 años hasta que sus tropas fueron obligadas a retirarse en 2005.
Los analistas internacionales aseguran que esta nueva crisis se inscribe en un contexto más amplio que representa una extensión del enfrentamiento regional de Estados Unidos contra Irán y Siria.
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www.elpais.com/articulo/internacional/elpepuint/20071124elpepuint_4/Tes
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