El diario Clarín ya vive la etapa de la “posguerra”.
Si bien las batallas y tensiones con la Casa Rosada no han concluido –y aun hay pleitos judiciales, cruces y más acusaciones- la redacción central del matutino vive cambios y nuevas designaciones desde noviembre último. Y esta vez la lógica no se inscribe en la relación con el gobierno nacional.
El “gigante” dormido se despierta, sabiéndose muy retrasado en el proceso de “convergencia” entre el diario papel y el digital. La “guerra” que comenzara en 2008 lo puso a la defensiva en cuanto a las innovaciones del sector.
De hecho su “primo” La Nación le sacó muchas ventajas en los últimos seis años: renovó y capacitó a su “staff” periodístico por completo; generó un portal de noticias de punta; cambió por completo el diseño del diario papel y concretó su mudanza del viejo edificio de la calle Bouchard 557 a una moderna torre en Vicente López.
La Nación avanza en el rediseño del diario sábana a formato tabloide. La caída de ventas de Clarín dejó a La Nación a un promedio semanal de tan sólo 100 mil ejemplares menos vendidos. Nadie lo hubiera imaginado.
¿Todo pasa por una simple adaptación del viejo diario papel al mundo digital?
La pregunta que se hacen algunos periodistas del matutino tiene una respuesta más amplia. El diario Clarín como empresa terminará integrando seguramente alguna de las seis unidades de negocios en las cuales se dividirá el multimedios. El diario será una parte de las Unidades 1 o 2 del proyecto global. La eficiencia presupuestaria manda en estos tiempos. Además el sector del empresariado periodístico ve en 2015 un escenario de «ajuste», sea quien fuere el nuevo habitante de la Casa Rosada. Así se entienden otras medidas, como la que se tomó con las corresponsalías del matutino.
El diario tendrá que ser una empresa eficiente, actual y competitiva, según fuentes de la empresa. Con fama de eficiente, de haber impulsado proyectos exitosos, Ricardo Roa, el actual editor general adjunto es sin dudas el hombre fuerte de la nueva redacción.
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