viernes 29 de marzo de 2024
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El ingenio tecnológico cubano a partir del bloqueo

El gobierno de Cuba y  el de Estados Unidos han decidido restablecer relaciones diplomáticas luego de más de 50 años en los que la Isla fue bloqueada comercialmente por un embargo norteamericano. Esta medida afectó las importaciones y las exportaciones e impidió la incorporación de tecnología, algunos medicamentos, alimentos, maquinarias y transporte. Sin embargo, el pueblo cubano logró sortear esa barrera utilizando el ingenio y la imaginación.

Ante la imposibilidad de adquirir nuevos bienes tuvieron que aprender a arreglar todo lo que se rompía y a crear aquellas cosas a las que no pudieran acceder. Como consecuencia, nacieron un gran número de inventores, ingenieros y soldadores.

Ernesto Oroza es un diseñador cubano que ahora vive en Miami y considera que varios factores fueron fundamentales para que puedan desarrollar esa capacidad de reciclar. Uno de ellos es que, gracias a su sistema de educación gratuito, muchas personas son ingenieras. Otros, se familiarizan de pequeños con la mecánica de los artefactos de origen soviético que se encuentran en sus casas, como lavarropas o ventiladores. Los autos y los colectivos también son escasos, es por eso que muchos convierten sus bicicletas en improvisadas motocicletas, denominadas Rikimbili.

También, expresa que los músicos, los atletas, los arquitectos, entre otros, deben hacer sus propios elementos de trabajo y afirma: «La casa cubana se convirtió en un laboratorio de invenciones y supervivencia». Así, aprenden a desmantelar la identidad original de las cosas y cambiarlas por otra.  Oroza se dedica a fotografiar, recolectar y escribir sobre estos objetos y muchos de ellos son exhibidos en muestras de arte en diferentes lugares. Además, le ha puesto un nombre a este fenómeno de estudio: «desobediencia tecnológica», al que define como una forma de revelarse frente al consumo desenfrenado del capitalismo que permite resignificar la cultura y hallar soluciones hogareñas frente a la necesidad.

En esta galería fotográfica, una muestra de la «desobediencia tecnológica» cubana.

Un ventilador hecho con la hélice de un barco y el motor de un lavarropas.

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