Es sabido, el consumidor moderno de electrónica llega al negocio informado. Antes de hacer una compra importante navega por la Red para saber qué producto le conviene comprar. Ahí se chocará con siglas que desconoce y conceptos que escucha por primera vez. Y no son pocas las veces que termina comprando lo que le dice el vendedor, el producto más barato o la marca a la que le tiene mas confianza.
Por eso, para ayudar a que tanto vocabulario nuevo tenga algún sentido, presentamos una serie de notas en las que se separa la paja del trigo: las cosas que hay que mirar entre las especificaciones, pero, igual de importante, las que mejor ignorar. Y también un tercer grupo, el de las cosas que pueden o no ser importantes según las necesidades del usuario.
En esta primera entrega, hablamos de las PCs de escritorio y las portátiles.
Nunca es importante:
– La velocidad de la CPU o de la memoria RAM
Sí, un procesador de 2,6GHz va a ser más rápido que uno de 1,2GHz, pero no deberían pagar mucho más dinero por pequeños incrementos en la velocidad. El usuario medio nunca notará la diferencia entre un procesador Core i5 de 2,3GHz y un Core i5 de 2,5GHz, por lo que no debería ser un factor a la hora de decidirse entre una máquina y otra. Al igual que la diferencia entre una memoria RAM de 1066MHz y otra de 1333MHz es prácticamente nula.
– La velocidad de escritura del DVD o Blu-ray
Por más que el usuario esté muy apurado cuando necesite grabar un DVD o un Blu-ray, terminar definiendo la compra de una computadora porque graba los discos a 10X o a 6X es un despropósito. En ambos casos la diferencia de tiempo no es tan marcada y en ambos casos el disco grabado se va a reproducir sin problemas.
A veces es importante:
– Memoria gráfica
Para ver videos de YouTube en alta definición y discos Blu-ray, la mayoría de la gente no necesita más que 1GB de RAM o una tarjeta gráfica promedio. La tarjeta que viene con la mayoría de las PCs debería ser suficiente. Salvo que se trate de un gamer. Aquellos que usan la computadora para jugar deberían apuntar a más memoria y/o a una tarjeta gráfica mejor. En estos casos siempre es mejor privilegiar la calidad de la tarjeta por sobre la cantidad de la memoria RAM.
– Procesadores Quad-core
Aunque suene raro, en una notebook un procesador dual-core las aplicaciones más conocidas suelen ir más rápido o igual que uno quad-core. Una CPU dual-core corre a una velocidad de reloj mayor, pero los programas típicos no hacen un buen uso de estos cuatro núcleos. Pero para aquellos usuarios que se dediquen a editar video, computación científica o trabajos de ingeniería, deberían pensar en un procesador con cuatro núcleos. De todos modos, salvo modelos más viejos o de línea económica, cada vez se hace más raro encontrar una máquina de escritorio que no venga con procesador quad-core.
– Brillo de la pantalla
Esta característica se aplica a las máquinas portables. Pero a más brillo, mayor consumo de batería. 300 nits es un brillo tan alto que la mayoría de los usuarios deben bajarlo cuando trabajan bajo techo. Prestar atención a esta medida solo si se trabaja mucho con luz natural.
Siempre es importante:
– Memoria RAM
No importa el tipo, marca o modelo de la computadora: siempre más RAM es mejor. Según el uso que se le vaya a dar, el piso deberían ser 3GB, aunque 6GB o más no le molestan a nadie (salvo al bolsillo Smile)
– Disco rígido
La velocidad, que no debe ser inferior a 7200-rpm. Y la capacidad que, en tiempos de videos pesadísimos, debe ser lo máximo que permita nuestro presupuesto. Ya hay discos de más de 3 TB (terabytes). Y si es un disco de estado sólido (SSD) siempre que el precio sea similar, mucho mejor.
– Peso
Irrelevante en las máquinas de escritorio, en notebooks y netbooks el peso es fundamental. Al tratarse de computadoras pensadas para llevar de un lado a otro una diferencia entre una de 1,3 Kg y otra de 2,2 Kg puede ser enorme al final del día en nuestros hombros y espalda.
– Batería
Obviamente, cuanto más dure la batería de una computadora portatil, mejor. Calculen un 20% menos del tiempo que dicen los fabricantes, que hacen el cálculo en un escenario de uso óptimo, escenario que nunca se ve en la vida real.
