La región vitivinícola de Argentina está más activa que nunca, gracias a los esfuerzos enoturísticos de sus bodegas, muchas de ellas centenarias. Los meses de abril y mayo son perfectos para visitarlas ya que, después del trasiego de la vendimia, se pueden empezar a disfrutar de los primeros vinos y, sobre todo, de un paisaje otoñal arrebatador.
