El Archivo General de la Nación (AGN) lanzó recientemente el proyecto «Cartografía Histórica Argentina – Una hoja de ruta para recorrer nuestra historia nacional», una selección y edición de 38 piezas cartográficas conservadas en su acervo documental consideradas «imprescindibles» para conocer la transformación del trazado nacional con el correr de los años:
1. Plano de Buenos Aires de la Guía Nacional 1895 de Pablo Bosch
Las piezas fueron producidas entre mediados del siglo XVIII y finales del siglo XX por cartógrafos profesionales y amateurs, e involucran a todas las regiones del actual territorio nacional.
2. Plano topográfico de la ciudad de Buenos Aires y de todo su municipio, 1867
La colección (presentada por las investigadoras del Instituto Ravignani (UBA-Conicet) María Elena Barral y Bárbara Caletti), se enmarca en el proyecto «Documentos de Uso Educativo», una propuesta de AGN lanzada en junio, destinada a abrir la institución a la comunidad educativa a través de una curaduría y edición de sus más significativas piezas históricas.
3. Tierra del Fuego, límites internacionales entre Argentina y Chile, 1911
El Archivo General de la Nación pone a disposición del público esta selección de su rica mapoteca que nos permite repensar nuestra relación con el espacio y la historia. La publicación digital de estos documentos cartográficos nos invita a indagar sobre los contextos de producción de esos planos, la construcción histórica de los territorios y las distintas maneras para representarlos.
4. Carta de Entre Ríos
La recopilación recorre múltiples paisajes desde mediados del siglo XVIII hasta las últimas décadas del siglo XX. Ofrece distintas visiones de la historia argentina, refleja un espacio en evolución y, desde específicos contextos de producción, revela desafíos intelectuales o intencionalidades políticas. El más moderno –el “Mapa de la esperanza argentina: un gran país se muestra al mundo»- de 1979, los años de la dictadura cívico-militar incluía un subtítulo: “un gran país se muestra al mundo” y allí revelaba su finalidad política. En el extremo temporal opuesto, los jesuitas elaboraron una detallada y prolífica cartografía desde coordenadas ideológicas precisas, pues reservaban las cruces para los pueblos de españoles y de indios dominados.
5. Plano de la Provincia de Santa Fe, según el publicado por el Departamento Topográfico en 1886 corregido y aumentado con los últimos datos para servir a la obra del censo general, 1889
Los mapas dicen y lo hacen de un modo propio. Del particular diálogo de unos y otros signos, se configura un discurso y una acción sobre el territorio. Pueden elaborarse desde algún consenso -estético, político o científico- probablemente no enunciado o también expresar conflictos. Y aunque parezcan decir “todo” en su aparente objetividad, siempre son el resultado de una selección, de un punto de vista, de una construcción.
6. Mapa de los ferrocarriles de la República Argentina, 1903
A lo largo del siglo XIX, se fueron delineando los contornos territoriales del Estado nacional y de los estados provinciales, y en ese proceso, que conllevó una fuerte homogeneización de la población, las representaciones cartográficas invisibilizaron a amplios grupos étnicos y aquello que se nombró, privilegió a la población “integrada”, a los propietarios y a lo masculino.
7. Provincia de Tucumán, S.E.T y O.P, Subsecretaría de Obras Públicas, Dirección Nacional de Vialidad, 1977
A principios del siglo XXI, la emergencia de movimientos de reivindicación y reconocimiento de derechos nos invitan a dialogar con estas cartografías desde nuevas preguntas ¿Cuáles eran las geografías de otras agencias menos visibles? ¿Cómo hacer, en todo caso, para representar lo que los mapas han callado?
8. Plano demostrativo del estado de la tierra pública en los territorios nacionales del norte, 1900
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