Leonardo da Vinci fue un hombre con muchas pasiones e intereses: pintor, escultor, ingeniero, inventor, músico, arquitecto y la lista continúa.
Una idea que le quitaba el sueño al genio italiano era crear una máquina voladora. Para eso estudio el movimiento de las aves: quería comprender cómo funcionaba la aerodinámica de sus alas. Intentó crear una máquina con alas batientes pero sus prototipos fracasaron.
Posteriormente da Vinci cambió de concepto, alejándose de las alas, y en la década de 1490 creó un concepto considerado como una idea precursora del helicóptero moderno: una nave para un pasajero con un gran tornillo en el centro y grandes rotores.
Leonardo nunca desarrolló esta idea, que quedó como un mero concepto. Más de 530 años después, un grupo de estudiantes de ingeniería de la Universidad de Maryland decidieron probar si había algo de sustento en las ideas del genio italiano.
El prototipo utiliza piezas convencionales de drones, menos los rotores, por supuesto. Están construidos con una mezcla de plástico, acero y aluminio. La principal desventaja de este tipo de rotores es el peso de su construcción. También necesitan motores más potentes para impulsar los tornillos, debido a su peso. Dejando de lado esas desventajas, los estudiantes de Maryland demostraron que el prototipo de Leonardo funciona.
