Luego de una serie de enfrentamientos registrados entre la policía y grupos de manifestantes musulmanes, el alcalde de Jerusalén decidió suspender las renovaciones arqueológicas que se estaban realizando en las inmediaciones de la mezquita de Al Aqsa.
En el lugar se realizban tareas de reparación de una rampa dañada, pero los manifestantes musulmanes consideraron que esa intervención representaba un «acto criminal» y comenzaron a protestar para que se frenaran las obras.
Aunque por el momento el alcalde de Jerusalén decidió suspender las refacciones, el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, rehusó el domingo cancelar definitivamente los arreglos en el lugar.
«El trabajo continuará porque es una cuestión de arreglar una situación peligrosa», dijo ante los medios el primer ministro.
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