En menos de 24 horas, 18 policías y militares colombianos murieron como consecuencia de dos ataques terroristas. Los contingentes realizaban misiones contra paramilitares y controles para la erradicación de plantaciones de coca.
Uno de los ataques ocurrió cerca del pueblo de Tulúa -al occidente de Colombia-. Ahí murieron nueve militares cuando explotó una carga mientras pasaba el camión que los trasladaba.
En la víspera, otros nueve policías fueron alcanzados por explosivos mientras realizaban controles para la erradicación de plantaciones de coca en el departamento central de Santander.
En ambos casos se responsabilizó a las FARC, la principal guerrilla del país, que rechaza entablar conversaciones de paz con el actual presidente, Alvaro Uribe.
Sin embargo, tal como informa el diario español El País, en Colombia operan 25 nuevas estructuras armadas que se formaron tras la desmovilización de más de 31.000 paramilitares al amparo de la Ley de Justicia y Paz.
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