La dudas sobre la seguridad interna de los Estados Unidos comienzan a manifestarse al saberse que un bombardero B-52 de la Fuerza Aérea norteamericana voló el 30 de agosto durante tres horas y media con cinco cabezas nucleares. La sorprendente revelación fue dada a conocer por un alto oficial que no dio su nombre dada su graduación. Otras versiones hablan de seis cabezas, en vez de cinco.
El B-52 viajó de la base Minot (Dakota del Norte) hasta la de Barksdale (Luisiana) cargado de misiles crucero cuyas cabezas debieron haber sido separadas antes de despegar. Los especialistas hablan de “un error garrafal”, que ya suscitó una investigación en marcha. Es que además del peligro que significó el hecho en sí, el estado norteamericano violó un antiguo convenio firmado con la entonces URSS, según el cual no se pueden pilotar aviones cargados con cabezas nucleares.
Para comprender la magnitud de las armas que sobrevolaron territorio norteamericano: los misiles de crucero cuentan con una cabeza nuclear modelo W80-1, con capacidad de entre cinco y 150 kilotones.
La tripulación responsable del fallo ha sido apartada de sus responsabilidades de manera temporal y de las labores relacionadas con el manejo de munición a la espera del resultado de la investigación iniciada, aseguró el portavoz de la Fuera Aérea, teniente coronel Ed Thomas.
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