En forma novelesca terminó el secuestro del empresario Flavio Andreola. El domingo a la noche, un amigo de la víctima estacionó su auto cerca de la terminal de trenes de Constitución. Entonces sonó su celular y llegó la siguiente orden: «tomá el tren eléctrico de las 20.56».
El amigo de Andreola, de nombre Pablo, bajó del auto apretando el bolso con el rescate: 200 mil dólares ya empacados en una bolsa plástica blanca. Sacó el boleto y se sentó donde el negociador le había dicho, en el último vagón, del lado derecho. El convoy salió rumbo al sur del conurbano y, justo cuando dejó atrás la estación Adrogué, a Pablo le volvió a sonar el celular. Nueva orden: tirar el bolso por la ventanilla del tren poco antes de llegar a Burzaco.
El rescate fue pagado pasadas las 21. Y, cerca de la 1.30 de la madrugada de ayer, Andreola fue liberado sobre la ruta provincial 4, cerca de Campana, 65 kilómetros al norte de la Capital Federal.
El empresario fue abandonado con una manta para protegerse del frío, estaba con barba de varios días y desaliñado, pues en el cautiverio no le permitieron asearse. Creen que lo mantuvieron con los ojos vendados. Al parecer, Andreola pidió ayuda en una sociedad de fomento, donde no recibió respuesta; luego le hizo señas en la ruta a un camionero, pero no paró. Hasta que fue auxiliado por el remisero Claudio Puche, quien desde su teléfono celular llamó a su remisería y, luego, a la policía. Así terminó el calvario del empresario, de 52 años, cautivo durante 25 días.
Más información
www.clarin.com/diario/2007/09/25/policiales/g-04215.htm
www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-91946-2007-09-25.html
www.lanacion.com.ar/EdicionImpresa/informaciongeneral/nota.asp?nota_id=947205
