miércoles 9 de octubre de 2024
Lo mejor de los medios

Caetano sobre el debut de la Selección: «El Maracaná lleno de argentinos hinchando era bello»

Caetano Veloso no quiso perderse el debut argentino en el Mundial de Brasil y registró sus sensaciones de ese partido en su cuenta de Facebook.

Sobre el juego Argentina y Bosnia, en el estreno del ‪‎Maracaná en la‪ Copa 2014:

Fui con mi hijo menor ver Argentina versus Bosnia en el Maracaná. Fuimos en metro. La estación General Osorio estaba llena. Me gustó ver tantos argentinos en las plataformas. Muchas camisas celeste-y-blanco en los vagones (mi hijo, admirador del fútbol porteño desde niño -cuando era fan de Riquelme- y devoto de Messi, vestía la camisa alternativa de la selección argentina) pero fueron los mexicanos que hicieron más ruido adentro del tren, gritando «México, México» y girando una matraca ensordecedora.

Me encantó ir viendo las estaciones que seguían : General Osorio, Cantagalo, Siqueira Campos, Cardeal Arco Verde, Botafogo, Glória, Cinelândia, Carioca, Uruguaiana, Presidente Vargas, todo me trajo a la mente las zonas de la ciudad arriba. No sé si en Uruguaiana o en la Central (quizás antes), tuvimos que cambiar de línea, pasando de la que va a Uruguai para la que va a Pavuna. En la espera del tren en el que íbamos seguir, vimos un trailer de lo que la multitud argentina haría en el Maracaná: grupos enormes de tipos en azul y blanco empezando cánticos juguetones-bélicos con la voz más cercana a de coro de ópera de las hinchadas italianas que a los gruñidos bárbaros de los ingleses.

En la estación Maracaná, un largo río de ese coral dominaba el pasadizo. En los graderíos, escuchábamos con emoción los estribillos. Esperábamos alguna hincha brasileña contra la Argentina. Pero los gritos de «Olé olé olé olá, Bosnia, Bosnia» solo crecieron cuando el equipo argentino pareció bastante menos energético que la hinchada -y los bosnios amenazaron dominar.

El gol de Bosnia dio coraje al narcisismo de pequeñas diferencias que alimenta la rivalidad entre argentinos y brasileños. Los hinchas argentinos habían ocupado el Maracaná desde la entrada de su equipo. El gol en contra (será una regla de ese Mundial?) silenció los poquísimos hinchas bosnios y los muchos brasileños apoyaban a ellos. Mi hijo profetizó que Ibisevic traria fuerza a Bosnia. Y su gol excitó la hincha anti-rioplatense. El Maracaná lleno de argentinos hinchando era bello. Sentí la fuerza del sentimiento de nacionalidad como una cosa que encuentra en el fútbol un canal de expresión sin vergüenza. Mis ojos se llenaron de lagrimas. La rivalidad Brasil-Argentina me hacía sonreír. Por tres veces surgió eco de principios de pelea en alguna parte: los asientos sonaban con las personas parándose súbitamente para mirar (y posiblemente defenderse). Pero nada creció.

Unos brasileños a frente nuestra, que ululaban los argentinos y glorificaban Bosnia, revelábanse al sustituir la frase «soy argentino», en una canción, por «soy vascaíno» -y por deciren, al ver que un peleador expulso allá en al alto vestía una camisa rojo y negra, «tenía que ser flamenguista».

El hecho es que, cuando los hinchas brasileños en mayoría decidieron responder al «Olé Olé Messi» con un «Olé Olá Neymar», Messi, que parecía inactivo, hizo uno de esos gols precisos y sorprendentes que sólo él puede hacer. Él pareció instigado. Fue un diálogo Brasil-Argentina de gran profundidad. Ya en el final, todo para mí, fue una experiencia exaltante y, de alguna manera secreta, animadora.

Hay Copa, el metro anda, mucha gente que ni sabe donde queda Bosnia gritó el nombre de ese país, u nuestra íntima Argentina llegó a brillar en una chispa, sin que hubiera tiempo y ritmo para que hostilidades brutas aflorasen. Estábamos lejos de puteadas dirigidos a Dilma en el Itaquerão. Esos, no se pueden perdonar.

Caetano Veloso, músico brasilero

Lo último