Los rayos X dejaron de ser exclusivos del ámbito médico para transformarse en una nueva forma de arte. Nick Veasey, un fotógrafo británico, utiliza esta tecnología para crear imágenes que revelan la belleza oculta de objetos cotidianos, desde autos clásicos hasta juegos de arcade, en un laboratorio especialmente diseñado para contener la radiación.
Sus obras buscan desafiar la obsesión actual con la apariencia superficial. Para lograrlo, Veasey construyó una «caja negra» de concreto donde coloca los objetos sobre un piso de plomo con película detrás. El proceso requiere diferentes intensidades de radiación según el material: más para el acero, menos para el plástico. Las imágenes finales, algunas compuestas por más de 500 radiografías individuales, son procesadas digitalmente por un equipo de expertos que realzan los detalles y, en ocasiones, agregan color.