Una veterinaria de Pattaya compartió recientemente el caso de un bulldog americano que se tragó nada menos que 38 patos de goma, 32 de los cuales tuvieron que serle extirpados quirúrgicamente.
Cuando Nong Aom, una joven de Pattaya, en Tailandia, compró una caja de 50 patitos de goma amarillos como decoración para una piscina, no tenía idea de que la mayoría de ellos terminarían en el estómago de Davel, su bulldog de dos años. La mujer notó que algo andaba mal cuando Davel vomitó un juguete de goma masticado frente a ella, y entró en modo pánico cuando la mascota procedió a regurgitar otros cinco juguetes a medio comer. Cuando fue a revisar la caja de patitos de goma que había comprado, Aom notó que solo quedaban 12. Asumiendo que había muchos más en el estómago de Davel, llevó a su perro a una clínica veterinaria cercana.
“Normalmente mi perro no come cualquier cosa. Él sabe lo que es comestible y lo que no. Pero esta vez se tragó 38 de los patos”, dijo Nong Aom. “Quedaban 12 y se habría comido el resto si no hubiera comenzado a sentirse enfermo. Tuvo mucha suerte de que lo encontré enseguida y que vivo tan cerca de la clínica veterinaria, o podría no haber sobrevivido».
Después de hacer una radiografía del estómago de Davel, la veterinaria se sorprendió al descubrir que estaba lleno de patos de goma, y lo preparó para una cirugía de emergencia. La operación duró más de una hora y las imágenes grabadas por el personal de la clínica muestran a los médicos sacando patos amarillos uno por uno del estómago del voluminoso perro. En total, se extrajeron 32 patos amarillos, junto con dos piezas de caucho verde, y algo de piel de vaca no digerida.
“No fue la primera vez que tuve que realizar una cirugía para extraer patos de juguete del estómago de un perro. Pero este es el mayor número de patos de goma que he quitado», dijo la veterinaria. “La dueña de Davel me llamó ayer y me dijo que quería que le tomara radiografías a su mascota para ver cuántos patos de juguete más había en su estómago, luego de que Davel vomitara cinco de ellos. La radiografía mostró que su estómago estaba tan lleno de patos de goma que no podía decir exactamente cuántos había».
Nong Aom sospecha que Davel allanó la caja de patitos de goma durante la noche, pero solo lo notó a la mañana siguiente, cuando la mascota se enfermó.
Afortunadamente, Davel se recuperó muy bien de la cirugía y fue directamente hacia su dueña tan pronto como la anestesia desapareció. Tanto Nong Anom como los veterinarios que lo operaron querían compartir el caso como una historia de advertencia para los dueños de perros que piensan en comprar patitos de goma como juguetes para sus mascotas.
“Por favor comparte esta historia. No quiero ver a otros perros lastimados como Davel”, escribió la veterinaria.