viernes 29 de marzo de 2024
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Steve Jobs, unir los puntos y cinco secretos para tener amplitud mental

La amplitud mental es una cualidad que comparten las personas seguras de sí mismas. También influye directamente en la empresa, ya que contar con ella es abrir un mundo de posibilidades para evolucionar. Esto se traduce en la oportunidad de crecer como persona y como profesional, y, al mismo tiempo, es el pasaporte para el aprendizaje continuo. Es una de las formas en que la innovación hace evolucionar a las compañías de todo tipo.

Ser abierto de mente implica, entre otros aspectos, que puedes entender a los demás desde sus posiciones personales, aunque no sean iguales a las tuyas.; que aprendes a convivir en un mundo lleno de diferencias; expandes tu consciencia más allá de lo que jamás imaginaste, y no necesitas ningún estímulo externo para provocarlo; respetas y asumes que el ser distinto a ti es simplemente eso: elecciones diferentes a las tuyas y que no existe una única mirada sobre las cosas, el mundo, el trabajo, los problemas y sus soluciones: hay múltiples alternativas para explorar.

Si tu empresa tiene amplitud mental, refleja que liderarás con consciencia de equipo; desarrollarás habilidades más allá de las clásicas; permitirás la convivencia y cooperación con distintas generaciones donde todos aprenderán de cada uno y proyectarás esta visión de amplitud hacia dentro y hacia fuera en cada decisión que se tome.

Ahora bien: la amplitud mental no se puede forzar. Las personas no cambian bajo presión. Sólo lo hacen si quieren. Y ese condicional es determinante de la adhesión o no, a los procesos de transformación. Se puede estimular, más no obligar.

En las empresas: el desafío de innovar con amplitud mental

Acaso uno de los problemas más recurrentes en la cultura actual es aquel que surge de querer innovar haciendo algo nuevo “apenas”; es como querer zambullirte en el mar y meter sólo el dedo gordo del pie para sentir la temperatura del agua.

La innovación es total, o no es. A lo sumo puede ser un cambio. Es por esto que la amplitud mental es esencial en el trabajo actual y del futuro, y en las nuevas culturas empresariales.

Las organizaciones que no se transforman flexibilizando los paradigmas antiguos están destinadas a desaparecer. Lo mismo sucede con los colaboradores; de hecho, en las empresas con las que trabajo hay siempre un puñado de personas tan atadas a sus creencias del pasado, su historia en esa organización, sus rituales laborales de hace décadas, que no se animan ni contribuyen a impulsar las transformaciones necesarias para crecer.

Los 5 secretos para tener amplitud mental

Tanto en personas como en empresas y organizaciones, estas claves serán de ayuda para salir del status quo preestablecido y moverse a nuevas formas que promuevan innovación permanente:

  1. Fomentar el pensamiento crítico.

Este tipo de pensamiento se aplica a personas, un negocio, emprendimiento y empresa. Consiste en la habilidad instaurada en la cultura del proyecto que facilita el analizar, argumentar, aplicar lógica y razonamiento para resolver problemas y tomar decisiones. Es justo lo opuesto a definir las cosas mecánicamente, el célebre “aquí siempre se hizo así”.

  1. Desarrollar una cultura de lo diferente.

La aceleración de los cambios actuales involucra de lleno a las personas y empresas y las desafía a ampliar sus visiones acerca de su rol, compromiso, toma de posiciones y demás formas de interacción en el entramado social.

Como en todo, suele aparecer la resistencia al cambio, ya que para lograr crear culturas que integren lo disruptivo -como se lo llama también-, es necesario flexibilizar paradigmas. Un aporte de gran valor que hacen las nuevas generaciones del trabajo, especialmente los Centennials (abarca aproximadamente a los nacidos desde 1996 en adelante) y Millennials (vinieron al mundo alrededor de 1980 a 1995) es que no se dejan llevar por etiquetas limitantes en los vínculos, relaciones y preferencias de todo tipo.

  1. Integrar lo diverso.

Hoy hay tanta diversidad de tribus conviviendo y generando pulsos hacedores de transformaciones, que necesitamos aprender a convivir, respetar e integrarnos. Una forma de hacerlo es tomar algunos elementos en común, tender puentes entre ellos, potenciarlos, mezclarlos y crear nuevos significados y experiencias de valor con las que se identifiquen estos públicos diversos. Luego, trabajar el desapego, ya que inevitablemente esto que se ha logrado también se va a transformar pronto, puesto que son ciclos de evolución inevitables.

  1. Unir los puntos.

Cuando Steve Jobs pronunció su célebre discurso en la Universidad de Stanford, desarrolló el concepto de “unir los puntos”, sumamente valioso para entender lo que es tener amplitud mental.

El fundador de Apple narró allí aspectos salientes de su vida. Entre ellos, contó que sus padres adoptivos anhelaban que su hijo fuese a la universidad. Y así lo hizo Steve, quien abandonó la carrera inicial en Reed a los seis meses porque no le encontraba sentido para su vida, pese a estar gastando todos los ahorros que sus progenitores habían hecho con muchísimo esfuerzo para enviarlo a estudiar en un centro muy prestigioso. Para no desalentarlos dormía en el piso de la habitación de sus amigos, y descubrió un perdido curso de caligrafía que le cambió la vida para siempre. PERO EN ESE MOMENTO NO LO SABÍA. Lo supo diez años después, cuando creó Macintosh, el primer ordenador con múltiples tipografías y una gran belleza estética; es lo que hoy conocemos en versiones nuevas como las Mac, que cambiaron para siempre el paradigma de lo que era una computadora.

“Unir los puntos” significa que habrá muchas experiencias personales y en la empresa que no tendrán sentido inmediato; no todo tiene explicación. Hay que asumirlo. En perspectiva, si unes los puntos hacia atrás, en el futuro te darás cuenta de por qué tuviste que vivir aquella experiencia.

  1. Permitir el error.

A esta altura del mundo las personas se castigan por sus errores al intentar desarrollar sus acciones y proyectos en los que han aplicado su mayor buena intención. Resalto lo de la buena intención, porque, claro, hay otras que lo han hecho totalmente a consciencia del daño que puede provocar alentar porque sí el fracaso. Es como jugar futbol en un equipo y elegir patear siempre en contra.

Lo mismo sucede en las empresas, donde muchas de ellas castigan y sancionan cuando en el proceso de evolución y de innovación, un colaborador comete un error o fracasa.

En disciplinas como la ciencia o el deporte de elite -lo sé porque trabajo con figuras y referentes como su coach de carrera-, se valora el error como parte ineludible del éxito, del logro. De allí que es esencial cambiar este chip que lo único que logra es anular a las personas, o, en el mejor de los casos, que trabajen con terror permanente por el miedo a hacerlo mal.

El ensayo, la prueba y el error necesitan ser revalorizados mientras se siguen procesos de innovación. Para hacerlo, necesitamos aplicar la amplitud mental para no sancionar, sino reconducir la energía creativa hacia una experiencia de lecciones aprendidas que no sólo nutran a las personas, sino a todo el conjunto.

Son muy pocas las empresas que tienen sistematizado un programa de aprendizaje del error; es algo que invito a desarrollar, ya que aporta beneficios concretos en el desarrollo interno de gestión del conocimiento.

Con estos lineamientos, tanto en lo individual como en las empresas, se podrá aplicar en concreto una mayor amplitud mental. Desde esa perspectiva, el horizonte de crecimiento es infinito.

 

Daniel Colombo
Master Coach Internacional especializado en CEO, alta gerencia y profesionales; conferencista internacional; motivador; autor de 21 libros y comunicador profesional.
Es docente del Curso Cómo Hacer Prensa en Periodismo.net.

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